viernes, 23 de marzo de 2012

Crisis vs. Conflicto: comprometer al lector con lo que le sucede al protagonista de la historia



Los buenos narradores diferencian entre una crisis (una situación de emergencia, como por ejemplo un accidente automovilístico o una enfermedad) y el conflicto (un choque de voluntades, una elección moral difícil, o una lucha mental interna). Los escritores primerizos a menudo se centran en la intensidad inmediata que genera una crisis, en lugar de interesarse por el conflicto, que es lo que realmente hace que los lectores se sientan atraidos por los personajes que son golpeados por la crisis.

Un personaje en crisis no es más que alguien intentando llegar del punto A al punto B, batiendo una marca de velocidad, tratando de noquear a alguien, etc.

Un personaje en conflicto es alguien que está intentando aprender a confiar en alguien, a creer en uno mismo, a superar un miedo, madurando para aceptar nuevas responsabilidades, etc.

Deténgase un instante y piense si los personajes de su historia están afrontando crisis o conflictos. Si no encuentra conflictos en sus personajes, debería volver a definirlos. Una historia sin conflictos no es una historia literaria.

El conflicto que hace que valga la pena leer una historia (y releerla) involucra al lector en la humanidad de los personajes involucrados en la crisis.

Dennis G. Jerz, explica lo siguiente en su blog:
La mejor explicación que he visto de la diferencia entre crisis y conflicto proviene de una revista de fans de Star Trek que leí cuando era niño:

El Enterprise se encuentra con el monstruo de barro. El monstruo ataca la nave. (Crisis!) Kirk mata al monstruo congelándolo. (Resolución).

El Enterprise se encuentra con la bestia de hielo. La bestia ataca a un planeta pacífico. (Crisis!) Kirk mata a la bestia fundiéndola. (Resolución).

El Enterprise se encuentra con el demonio de cristal. El demonio ataca a la base de la Federación estratégica. La única manera de detenerlo es que romperlo con ondas de sonido, pero si lo hace dejará sordos a la ciudad con los mejores músicos de la galaxia. No hacer nada significaría que los romulanos podrían ocupar el planeta, destruir al demonio y ensordecer a la ciudad de todos modos. Kirk tiene que decidir qué hacer. (Conflict!!)

Los dos primeros escenarios puede ser emocionantes de ver. Imagina los gritos del monstruo de barro, los aullidos de la bestia de hielo, la tensión en el puente que la nave espacial. Suena divertido, pero es sólo acción, como un juego de vídeo.

El último escenario tiene el mismo potencial para la acción, sino que, además, se presta a la introspección, a la exploración de los valores del personaje, a la valoración de las opciones. Por ejemplo, podemos ver las súplicas llorosas de los habitantes de la ciudad, el alarde beligerante de los Romulanos, y una discusión entre Spock y McCoy. Incluso podríamos de alguna manera ver cierto cambio en el héroe, en su intento de negociar un camino moral que tenga en cuenta lo que todas las partes tienen en juego.

Esto es conflicto dramático.

Algunos guionistas de Hollywood y productores de películas de acción deberían pararse a pensar un poco en ello.

martes, 20 de marzo de 2012

Conflicto y Tensión en el relato



El conflicto es el elemento fundamental de la ficción; fundamental, porque en la literatura lo único interesante son las dificultades y los problemas. Son los problemas lo que convierten los grandes temas de la vida en una historia literaría: el nacimiento, el amor, el sexo, el trabajo, y la muerte. -Janet Burroway

El conflicto produce la tensión que hace que la historia comience. La tensión se crea por la oposición entre el personaje (o los personajes) y las fuerzas (internas o externas) que se oponen a ellos. Al equilibrar las fuerzas opuestas del conflicto, el escritor mantiene a los lectores pegados a las páginas preguntándose cómo terminará la historia (es decir: cuál de las dos fuerzas vencerá).

Las siguientes son las principales fuentes de conflicto que se suelen desarrollar en una narración:

  • El protagonista contra otro individuo

  • El protagonista contra la naturaleza (o la tecnología)

  • El protagonista contra la sociedad

  • El protagonista contra Dios

  • El protagonista contra sí mismo.

El elemento central de cualquier historia es el conflicto. Sin conflicto no hay trama, no hay historia. Si lo olvidamos lo único que conseguiremos es una narración plana que no interesará a ningún lector. Escribe tu historia alrededor de un conflicto y automáticamente atraerás a los lectores. Lo mucho o lo poco que tu historia les impacte y conmueva dependerá de la profundidad con la que seas capaz de manejar el conflicto, de lo lejos que estés dispuesto a llegar.

Utiliza la siguiente lista para asegurarte de que manejas correctamente uno o varios conflictos en tu historia:

Misterio. Dosifica la información que das a tus lectores. Crea expectativas, y asegurate de que la respuesta está a la altura de esas expectativas. Plantea interrogantes desde el primer párrafo.

Equilibra las fuerzas. Ofrece las mismas opciones a los dos oponentes. La lucha (interna o externa) debe desarrollarse en igualdad de condiciones, y es una lucha a muerte.

Progresión. Mantén en progresión la cantidad y la dureza de los obstáculos a los que se enfrentan los protagonistas.

Causalidad. Los personajes de ficción mantienen sobre sus hombros el peso de una responsabilidad mayor que las personas en el mundo real. Los personajes que cometen errores con frecuencia pagan, y, por lo menos en la ficción, la gente que se mantiene recta suele cosechar las recompensas.

Sorpresa. Proporciona la complejidad suficiente para evitar que los lectores puedan predecir los sucesos y el desenlace de tu historia.

La empatía. Fomenta la identificación del lector con los personajes y su entorno, de modo que el lector pueda asociarlos con su propia realidad y sus propios sueños (o pesadillas).

Una mirada interior. Revela algo sobre la naturaleza humana.

Universal. Presenta una lucha a la que la mayoría de los lectores le pueda encontrar sentido dentro de su propia realidad, aunque los detalles de esa lucha reflejen un lugar y un momento únicos.

Apuesta fuerte. Convence a los lectores que el resultado de la lucha es importante porque un ser querido podría perder algo muy valioso. Enfrentamientos triviales producen a menudo ficción trivial.

jueves, 15 de marzo de 2012

Enganchar al lector desde la primera frase



A menudo, los relatos comienzan de una forma monótona y aburrida. Muchos buenos cuentos pasan inadvertidos porque los lectores, en un mundo apresurado, los abandonan después de leer la primera frase sin darles una oportunidad. Esto cobra especial relevancia cuando publicamos en Internet. El lector toma decisiones en segundos. Tiene tu texto ante los ojos, lee unas cuantas palabras, una frase, y decide si seguir leyendo o hacer clic en el botón del navegador y pasar a otra cosa. Hay millones de cosas atractivas en Internet. ¿Por qué dedicar el tiempo a leer tu relato?

Si queremos ser leídos, hemos de atrapar al lector desde la primera frase. ¿Cómo lograrlo?

La primera frase de un cuento debe atrapar la atención con lo insólito, lo inesperado, una acción o un conflicto. Comienza con tensión e inmediatez. Recuerda también que los relatos cortos necesitan comenzar en un momento próximo a su final.

Ejemplo 1:

Escuché a mi vecino a través de la pared.

Insípido y sin interés. La frase no nos anima demasiado a seguir leyendo.

Ejemplo 2:

Mi vecino al otro lado del tabique practica terapia de gritos en su ducha casi todos los días.

La segunda frase capta la atención del lector. ¿Quién es ese individuo que grita en la ducha todos los días? ¿Y qué es exactamente “terapia de gritos”? Queremos seguir leyendo…

Ejemplo 3:

La primera vez que le escuché, me quedé inmóvil durante diez minutos oyéndole gritar al otro lado del tabique de mi cuarto de baño, debatiéndome entre si llamar a la policía o no. Aquello era muy diferente del tranquilo barrio de clase media desde el que me había mudado recientemente.

En este último ejemplo se presenta al personaje que narra en primera persona,  a la vez que se plantea un conflicto sobre cómo debería actuar en semejante situación, a la vez que se introduce un contraste intrigante entre el pasado y el presente del protagonista, ya que parece que su situación a cambiado a peor. Y todo ello en un solo párrafo que nos incita a querer saber más.

Y si la primera frase es importante, no lo es menos la primera página. Lo que cuenta en la primera página tiene que atrapar, debe llamar la atención y tirar de él hacia delante. ¿Un modo de lograrlo? Plantear algún tipo de interrogante. ¿Por qué está huyendo? ¿Qué hay en esa caja? ¿Por qué está llorando esa mujer?

Los seres humanos somos curiosos por naturaleza, incluso el lector más reticente con el tema de su relato pasará a la siguiente página para encontrar la respuesta a la pregunta planteada en esa primera página. Comenzar un relato o novela planteando una incógnita es el mejor modo de atrapar al lector.