martes, 20 de marzo de 2012

Conflicto y Tensión en el relato



El conflicto es el elemento fundamental de la ficción; fundamental, porque en la literatura lo único interesante son las dificultades y los problemas. Son los problemas lo que convierten los grandes temas de la vida en una historia literaría: el nacimiento, el amor, el sexo, el trabajo, y la muerte. -Janet Burroway

El conflicto produce la tensión que hace que la historia comience. La tensión se crea por la oposición entre el personaje (o los personajes) y las fuerzas (internas o externas) que se oponen a ellos. Al equilibrar las fuerzas opuestas del conflicto, el escritor mantiene a los lectores pegados a las páginas preguntándose cómo terminará la historia (es decir: cuál de las dos fuerzas vencerá).

Las siguientes son las principales fuentes de conflicto que se suelen desarrollar en una narración:

  • El protagonista contra otro individuo

  • El protagonista contra la naturaleza (o la tecnología)

  • El protagonista contra la sociedad

  • El protagonista contra Dios

  • El protagonista contra sí mismo.

El elemento central de cualquier historia es el conflicto. Sin conflicto no hay trama, no hay historia. Si lo olvidamos lo único que conseguiremos es una narración plana que no interesará a ningún lector. Escribe tu historia alrededor de un conflicto y automáticamente atraerás a los lectores. Lo mucho o lo poco que tu historia les impacte y conmueva dependerá de la profundidad con la que seas capaz de manejar el conflicto, de lo lejos que estés dispuesto a llegar.

Utiliza la siguiente lista para asegurarte de que manejas correctamente uno o varios conflictos en tu historia:

Misterio. Dosifica la información que das a tus lectores. Crea expectativas, y asegurate de que la respuesta está a la altura de esas expectativas. Plantea interrogantes desde el primer párrafo.

Equilibra las fuerzas. Ofrece las mismas opciones a los dos oponentes. La lucha (interna o externa) debe desarrollarse en igualdad de condiciones, y es una lucha a muerte.

Progresión. Mantén en progresión la cantidad y la dureza de los obstáculos a los que se enfrentan los protagonistas.

Causalidad. Los personajes de ficción mantienen sobre sus hombros el peso de una responsabilidad mayor que las personas en el mundo real. Los personajes que cometen errores con frecuencia pagan, y, por lo menos en la ficción, la gente que se mantiene recta suele cosechar las recompensas.

Sorpresa. Proporciona la complejidad suficiente para evitar que los lectores puedan predecir los sucesos y el desenlace de tu historia.

La empatía. Fomenta la identificación del lector con los personajes y su entorno, de modo que el lector pueda asociarlos con su propia realidad y sus propios sueños (o pesadillas).

Una mirada interior. Revela algo sobre la naturaleza humana.

Universal. Presenta una lucha a la que la mayoría de los lectores le pueda encontrar sentido dentro de su propia realidad, aunque los detalles de esa lucha reflejen un lugar y un momento únicos.

Apuesta fuerte. Convence a los lectores que el resultado de la lucha es importante porque un ser querido podría perder algo muy valioso. Enfrentamientos triviales producen a menudo ficción trivial.

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