domingo, 21 de febrero de 2010

Tensión y conflictos en la narración (I)



Uno de los elementos indispensables en toda novela es la existencia de conflictos. Los conflictos afectan a nuestros personajes, crecen y se realimentan a lo largo de la trama, provocando que aumente la tensión. Iniciamos con éste una serie de artículos donde trataremos de explicar qué entendemos por conflicto en una narración, cuales son los mecanismos para crear tensión y cómo utilizarla para el correcto desarrollo de una historia.

Comencemos apuntando que el concepto de tensión narrativa está íntimamente ligado a la trama (entendiéndose la idea de trama tal y como se expuso en un artículo anterior). Hasta tal punto es así que podemos afirmar que sin tensión no hay trama. Sin tensión obtendremos una historia plana que probablemente resultará aburrida.

Para ilustrarlo consideremos una trama romántica: Chico conoce a chica. Chico le pide a chica que se casen. Chica acepta. ¿Ya está? Por mucho que adornemos la historia, por muchos trucos y recursos estilísticos que apliquemos en la prosa, no tendremos nada. Si reflexionamos sobre cómo se desarrolla cualquier historia romántica que hayamos leído nos daremos cuenta de que en seguida el autor se apresura a mostrar toda una serie de dificultades que impidan el objetivo de los protagonistas. El ejemplo clásico lo tenemos en la historia de Romeo y Julieta, paradigma de la trama romántica. En este caso, la tensión proviene del exterior. Son las familias de los enamorados los que impiden la relación y contra los cuales la pareja deberá luchar. Pero en realidad la historia resulta más interesante cuando la tensión surge del interior de los personajes: por ejemplo, la chica se enamora, pero sus miedos e inseguridades le impiden comprometerse en una relación duradera, o esconde algún secreto de su pasado y teme que si el chico lo descubre la pueda rechazar, etc. Las posibilidades son tan numerosas como lo son las motivaciones y los sentimientos humanos. Es el autor quien decide qué historia quiere contar, qué tipo de problemática concreta desea mostrar. Mediante la trama el autor examina el interior de la naturaleza humana y las relaciones entre las personas.

Vemos, por tanto, que la tensión se crea mediante la oposición de dos fuerzas. Frente al deseo del peronaje de alcanzar un objetivo se contrapone una fuerza antagónica que intenta frustrar sus intenciones. Como veíamos en el ejemplo anterior, este antagonista puede ser externo (bajo la apariencia de una persona, lugar o cosa: un enemigo, un rival un competidor, las fuerzas de la naturaleza, etc.) o podemos tener un antagonista interno que se encuentra dentro del carácter del personaje (una duda, un miedo, un defecto, etc.) que le impide alcanzar lo que desea.



Las tensiones externas pueden darnos una serie de empujones que nos sirvan para desarrollar la historia, pero son insuficientes. Las malas novelas están construídas mediante una sucesión de tensiones externas que el protagonista se apaña para superar. Si el escritor es hábil la lectura puede resultar entretenida, e incluso adictiva (ya que el autor suele dejar en suspenso la resolución de un conflicto para presentar el inicio de otro nuevo en un capítulo diferente), pero la lectura de semejante trama nos acabará dejando un poso de vacío, la sensación de que la novela no tiene un contenido real.

En la trama romántica de la novela 'La Sombra del Viento' de Carlos Ruíz Zafón, la tensión viene propiciada del exterior, si bien el verdadero interés proviene de los conflictos internos a los que da pie esta oposición del exterior. En la novela, Daniel, el protagonista, se enamora de una chica, Beatriz, que está comprometida con un joven oficial del ejército. Ese compromiso es propiciado y visto con buenos ojos por la familia de ella, lo cual dificulta que pueda romper la relación cuando se enamora de Daniel. Aunque en principio la oposición es externa (la familia de Beatriz) se traduce en un conflicto interno, ya que la joven tiene que revelarse contra su familia y, en cierta media, contra las convenciones de la sociedad de su época (la novela está ambientada en la primera etapa del franquismo en España). El verdadero interés, por tanto, vendrá del conflicto interior de ella. Deseamos saber si reunirá el valor suficiente para romper con su prometido y comprometerse públicamente con Daniel, el protagonista de la novela.

Vemos pues que es necesario introducir al menos un conflicto interior que genere una fuente de tensión que a su vez movilice la estructura profunda de la trama. Cuantos más elaborados sean estos conflictos más rica y compleja resultará la trama.

¿Cómo crear estructuras de tensión profunda convincentes?


El mejor conflicto que podemos presentar es aquel que no tiene una resolución evidente, en términos de lo moralmente aceptable o no. La tensión profunda surgirá con fuerza en la novela cuando venga dada por situaciones imposibles, situaciones donde no exista certeza entre lo bueno y lo malo, donde no haya un ganador y un perdedor claros. Esta es la auténtica fuente de toda literatura.

En ese sentido, la novela 'La sombra del viento' posee un defecto que la aleja un buen número de peldaños de la alta literatura, de las grandes obras de Tolstoi, Dostoyevski o Flaubert (a pesar de la altísima calidad estilística y el excelente empleo de los diferentes tipos de tramas). El defecto fundamental es que el autor ha tomado partido desde el primer momento a favor de los protagonistas. Daniel y Beatriz son intrínsicamente buenos, y su punto de vista es el correcto. Se da por hecho que la familia de Beatriz actua basándose en sentimientos y motivaciones que desaprobamos y que nos parecen deleznables (egoismo, avaricia, vanidad, orgullo). La vida real no es así. Como seres humanos todos poseemos un lado oscuro y un lado luminoso, y los personajes auténticos poseen ambos sin recurrir a los arquetipos.

Por lo tanto, el autor debe esforzarse en mostrar a los personajes antagonistas (o las motivaciones internas si se trata de conflictos internos) dándoles igualdad de oportunidades. Tolstoi expresó la idea perfectamente: "Los mejores relatos no proceden de la oposición bueno-contra-malo, sino de bueno-contra-bueno".

En la novela 'La oscura historia de la prima Montse', Juan Marsé nos muestra una trama romántica ambientada, al igual que la novela de Zafón, en la época de la dictadura franquista en España. En la novela de Marsé, una joven idealista perteneciente a una adinerada familia religiosa, conoce a un presidiario (estudiante ateo, atractivo y ambicioso, procedente de las capas más bajas de la sociedad) de quién la joven se enamora y pretende convertirlo en su protegido, entender sus problemas y entregarse a él. En la novela, Marsé nos expone el punto de vista de la joven pero también el de la familia. Comprendemos las motivaciones de los padres, su deseo de proteger a su hija, de evitar que sufra un daño irreparable, así como somos conscientes de su rigidez moral, de su apego a las convenciones sociales, de su falta de valentía para salirse de las normas establecidas. Y, aunque no estemos de acuerdo con sus actos, comprendemos que no podemos pedirles que actúen de otra forma porque, desde su punto de vista, ellos también actúan de la forma correcta.

Los argumentos opuestos derivan de una situación irreconciliable. La tensión aumenta cuando no existe una respuesta definitiva ante un problema, tan solo soluciones temporales, precarias, que pueden funcionar en unas determinadas circunstancias durante un tiempo determinado, pero no para siempre. Todos hemos conocido e incluso vivido en primera persona situaciones en las que hacer lo correcto era obviamente lo peor posible, y situaciones donde hacer lo incorrecto era lo obviamente acertado. Hemos de observar atentamente los dilemas y olvidarnos de las soluciones fáciles.

En la novela 'Crimen y Castigo', Dostoyevski nos expone los motivos por los que el joven protagonista, Raskolnikov, comete un crimen excecrable. Entendemos sus motivaciones y la justificación que utiliza para cometer su crimen, aunque no estemos de acuerdo con sus actos. Y asistimos a la lucha interna del personaje para convencerse a sí mismo de que está haciendo lo correcto, y a los terribles remordimientos que le acometen tras cometer el crimen. Es el forcejeo y el desgarro íntimo del personaje lo que confiere una excepcional complejidad y hondura a la novela de Dostoyeski.

5 comentarios:

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